martes, 25 de diciembre de 2012

Iniciativas y leyes

La Ley de Transparencia presentada por el actual gobierno viene retorcida sobre sí misma, intentando enmarañarse con un marco legal que se presenta, en esta ley, complicado y de difícil comprensión.
Esta manera de proceder parece estratégica. Sin caer en teorías de conspiración, uno puede ver a simple vista que sólo se pueden conocer las políticas si se tienen recursos intelectuales de la legislación, o recursos monetarios para pagar a quien tiene los anteriores para que te los cuente.
En ninguno de los dos casos suman un porcentaje mayoritario de la sociedad. La conclusión es que la política se hace oscura e inaccesible.
Como en la gestión privada - los bancos - seguimos sin saber qué se hace con nuestro dinero.
Lo peor es que, de vez en cuando, aparece un tipo que mancha toda la raza politica del país robando o malgestionando parte de esos fondos. El efecto del oscurantismo antes descrito, hace que todos los políticos sean sospechosos y prejuzgados de manera natural.
Creo que es hora de poner a disposición de los políticos honrados (haberlos, haylos a puñados) una herramienta que permita rápidamente apuntar a quien ha hecho una mala gestión de fondos públicos.
El concepto es claro y diáfano: transparencia de gobierno.

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